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Reflejábase la luna

Reflejábase la luna
en lugar no visible,
pero hermoso:

Beldad que a oscuras
refulgía, por lo humilde,
en corazón ardoroso.

“De ser amada no huyas
y a soledad insufrible
condenes, al de ti deseoso”,

pensaba, de la que suya
(que al no ser, fue terrible),
que “ojalá” pensaba el mozo.

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